viernes, 16 de marzo de 2012

y habalando de Boletas de Calificaciones¡¡¡

Una Simple boleta de calificaciones
Era miércoles, 8:00 a.m. llegué puntual a la escuela de mi hijo:
“No olviden venir a la reunión, es obligatoria”, fue lo que la maestra dijo un día antes.
-¡Quien se cree la maestra! ¿Piensa que puede disponer de nuestro tiempo a la hora que diga?
Si supiera que importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m. de eso dependía un buen negocio y . . . tuve que cancelarla.
Ahí estábamos todos: Papas y Mamas.
La maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar, no recuerdo que dijo, mi mente estaba pensando en cómo resolver lo de ese negocio, probablemente podríamos comprar esa nueva televisión con el dinero que recibiría.
“! Juan Rodríguez!”, escuche a lo lejos.
“¿No está el Papa de Juan Rodríguez?”, dijo la maestra:
“Si aquí estoy”, conteste pasando a recibir la boleta de mi hijo.
Regrese a mi silla y me dispuse a verla:
“¿Para eso vine?“, ¿Qué es esto?
La boleta estaba llena de 6 y 7, la guarde inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi hijo.
De regreso a casa aumento más mi coraje, a la vez que pensaba, “! Si le doy todo!, ¡Nada le falta!, ¡Ahora si le va a ir mal!
Me estacione y salí del coche, entre a la casa, azote la puerta y grite: ¡Ven acá Juan!
Juan estaba en su recamara y corrió a abrazarme: “¡Papa!, ¡Papa!”
¡Que papa ni que nada!”, lo retiré de mí, me quite el cinturón y no sé cuántos golpes le di, al mismo tiempo le decía lo que pensaba de él.
“! Y te me vas a tu cuarto!” terminé.
Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue a la mesa.
Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi mujer me entrego la boleta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo:
Léela despacio y después toma tu decisión.
Esta decía así:
BOLETA DE CALIFICACIONES “¡PARA EL PAPA!”
TIEMPO QUE LE DEDICAS A TU HIJO
CALIFICACIONES
En conversar a la hora de dormir
6
En jugar con él
6
En ayudarlo a hacer la tarea
6
En salir de paseo con la familia
7
En contarle un cuento antes de dormir
6
En abrazarlo y besarlo
6
En ver la televisión con él
7
“! Él me había puesto puro 6 y 7. . . Yo me hubiera puesto menos de 5”.
Me levante y corrí a la recamara de mi hijo, lo abrace y llore. . . Quería regresar el tiempo, pero era imposible.
Juanito abrió los ojos, aún estaban hinchados por las lágrimas, pero me sonrió, me abrazó y me dijo:
“! Te quiero Papa!”
Cerró los ojos y se durmió.
Ojala este relato, que no es extraño para muchos de nosotros sea ese REMEDIO que nos haga despertar, y darle el VALOR a lo que realmente vale para nosotros.
No sería extraño que muchas veces nosotros nos volvemos así, inconscientemente como padres . . . que duro ¿Verdad?, ver los errores como padre desde esta perspectiva.

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